Anciano
El término anciano proviene de la primera mitad
de siglo XIII y es un derivado del antiguo adverbio “anci “que significa de “antes”,
y procede a su vez del latín “ante”. Como se ve, este concepto destaca sobre
todo la relación del ser humano con el tiempo. Por ello será anciana la persona que cuenta un “ante” de peso, con un pasado mayoritario, que
respalda lo poco que vendrá.
Este término ha estado rodeado de una aureola de
respeto y veneración en casi todas las culturas, pues el anciano ha sido el depositario
de la sabiduría, el conocedor y el trasmisor de la cultura, de los valores, de
las normas y de los conocimientos.
En la Antigüedad, los ancianos eran los más
importantes y formaban el consejo rector de la comunidad, pero su consideración
no ha sido siempre la misma, pues tambien legaron a concebirse como un extenso
blanco del odio, del desprecio y de la burla generacional. Quizá por ello, en
Roma, fue posible concebir el primer libro filosófico dedicado por entero a la vejez” De
senectute”, dialogo compuesto por Cicerón en el siglo V a C.
Con el paso de los siglos el papel del anciano ha
ido cambiando, pues hoy la cultura productiva ha relegado su estatus social.
Desde el renacimiento solo la Juventud será exaltada como objetivo de valoración
plena. El anciano, cargado de fealdad y decadencia será un ser trágico por
estar ridículamente vivo... En la cultura posmoderna el anciano es débil porque
es inútil. Es débil además porque su cuerpo ya no responde al modela juvenil de
belleza humana imperante.
Estamos solos vivimos solos y morimos solos, solo através
del amor y la amistad podemos hacernos la ilusión por un momento de que no
estamos solos. Orson Wels.
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